Hablar de inicios de la CF mexicana es entrar a un terreno difícil, hay tantos escritores que publicaron aquí y allá, trabajos que desaparecieron en revistas que no duraron más que un número, en antologías que nadie conoció, en periódicos que los devoraron en su producción diaria; eran esos años oscuros en que uno podía proclamar a los cuatro vientos soy el único escritor de CF en México y nadie decía ni pío, principalmente porque nadie estaba escuchando.
No queremos decir que nadie quería escuchar, diversas editoriales llegaban con su carga de clásicos de la CF norteamericana traducidos, ¡por fin!, al español y esas ediciones eran devoradas por los fanáticos al género. Apareció una revista llamada Espacio, desapareció como lo hicieron Ciencia y Fantasía y Fantasías del Futuro.
Crononauta, en los años 60's, es quizá el primer paso consistente para hacer una revista nacional. Dirigida por Alexandro Jorodowsky y René Rebetez, esta publicación ya proponía una CF distinta. Vinculada al surrealismo, plagada de visiones oníricas, desvinculada de la CF norteamericana. Proyecto a medias, siguió la misma ruta de naufragio, aunque con menos leguas de navegación. Sólo dos números publicados y un tercero que algunos coleccionistas afirman tener pero nunca muestran...
Los proyectos editoriales se detuvieron, no los escritores.
Es difícil dar nombres: Héctor Chavarría, Mauricio-José Schwarz, Paco Ignacio Taibo II, Manú Dornbierer, Cardona Peña, Tomás Mojarro... Debemos reconocer que somos injustos y que no mencionamos media docena de nombres más por la sencilla razón de que haría falta espacio.
En México uno de los principales problemas de la CF es su distribución, lo peor de clamar en el desierto no es que no hagan caso, ni siquiera se escucha.
Hubo más tentativas de llevar la CF escrita en español a los aficionados: revistas desaparecidas, pero con una distribución envidiable, como lo fue Comunidad CONACyT, Contactos Extraterrestres, Revista de Revistas y otras, durante los 70's y principios de los 80's, publicaron trabajos, estudios, reportajes. Todas decían Sí, leer CF vale la pena. La ciencia ficción es algo más que astronautas matando monstruos de saltones ojos verdes. De acuerdo, de acuerdo, nos convencieron pero...¿como llegamos a ella? A través de los Clásicos (Bradbury, Asimov, Clarke), de las series de TV, de las taquillerísimas películas de CF que acababan de descubrir que Star Wars era una mina de oro. Pero ¿CF mexicana? ¿Por qué no? Si los extraterrestres llegaban a Norteamérica, ¿por qué no a nuestro país?; si era posible viajar al espacio, por el tiempo, a futuros maravillosos ¿para qué íbamos a quedarnos en casita? Además, teníamos cosas que decir, dar nuestro punto de vista, sacar nuestras propias conclusiones. La CF también podía decir algo de nosotros mismos.
Afortunadamente, para aquellos que deseamos dar un recuento rápido, la historia del género en nuestro país puede ser dividida en dos grandes hitos. Antes y después del premio Puebla. Puede parecer excesivo, pero es así. De pronto, saliendo de la nada, con mucho de aparición mágica, una convocatoria publicada en una revista de gran tirada: Ciencia y Desarrollo, bimensual, dedicada a la tecnología y a la divulgación científica. En sus páginas, también, se habían publicado bastantes Clásicos de la CF. El Fin de la infancia de Arthur C. Clarke, en tres partes, Juan Raro de Stapleton en dos. Era una revista imprescindible para los fanáticos. Y, repito, de pronto: CONVOCATORIA AL I CONCURSO NACIONAL DE CUENTO DE CIENCIA FICCIÓN PUEBLA. Celine Armenta, coordinadora del Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología del estado de Puebla, consiguió el apoyo, por esa única vez, del Instituto Nacional de Bellas Artes, y junto con la revista lanzó la convocatoria sin imaginar siquiera la respuesta que iba a tener. Diez cuentos llegaron de inmediato, treinta, cuarenta relatos a doble espacio, mecanografiados con sus respectivas copias, sesenta salidos de Dios sabe dónde, ochenta cuentos, cien, considerando que sólo se había publicado en una revista esa convocatoria (y una revista especializada para un concurso más especializado aún, únicamente CF) era una respuesta sorprendente. Al final se recibieron ciento veinte trabajos, rebasando las expectativas.
Los resultados se dieron en diciembre de 1984. Los jurados dieron el primer lugar a Mauricio-José Schwarz con su cuento La pequeña guerra y otorgaron dieciséis menciones honoríficas.
Los jurados expresaron que:
- La CF ha dejado de ser un ejercicio de evasión para convertirse en una toma de conciencia.
- Confesamos que no resulta agradable comprobar que en el ochenta por ciento de los casos la selección de sus temas, la visión que ofrecen del presente y el pronóstico para el futuro... se tiñen en su abrumadora mayoría con una limitada gama de grises que va, en apariencia, del escepticismo al pesimismo.
Era evidente que lo más importante de los cuentos que conformaron esa primera terna de ganadores era un placer por contar una historia, un hecho que iba más allá de la anécdota, todas hablando de personajes sumergidos en mundos estrechos y asfixiantes, acorralados por los vicios de la civilización, el cuento ganador bien puede sintetizar ese sentimiento: el futuro ha ido demasiado lejos, el control se ha escapado de nuestras manos, poco o nada se puede hacer. Es, en su mayoría, una crónica de perdedores. Pero no es esa crónica desesperada de los cuentos postatómicos norteamericanos. Es la crónica de perdedores que no se resignan a serlo, que a pesar de estar seguros de su eventual fin se enfrentan a lo que haya que enfrentarse, no se esconden ni se resignan, luchan contra esa realidad amarga, conscientes de las consecuencias. Pero... ¿De dónde diablos salieron ciento veinte trabajos de CF? ¿Dónde estuvieron escondidos sus autores? Tal vez fuera un milagro irrepetible, una llamarada. Un año después, el número de concursantes subió a ciento treinta y cuatro.
En 1985 el ganador fue Héctor Chavarría con el trabajo Crónica del Gran Reformador, ahora con un escenario netamente mexicano, una combinación de viaje en el tiempo y universos paralelos, una premisa: ¿Qué hubiera pasado si la Conquista Española fracasara? Cuatro hombres de un México actual tienen que sacrificar su futuro, su vida en otro tiempo para dar otra oportunidad a nuestro continente. Chavarría nos dice que triunfan pero es un triunfo ligeramente amargo, porque las cosas nunca son sencillas y, después de todo, nuestro pasado es dual.
En ese mismo concurso, el cuento Orquídeas de Adriana Rojas obtiene una mención honorífica. Es, hasta ahora, uno de los cuentos más populares del concurso. Narración que recuerda la maestría de Ursula K. Le Guin, por la forma de abordar el choque de culturas derivada del primer contacto entre hombres y extraterrestres que permanecen en su planeta.
El jurado del premio Puebla cambia cada año, es uno de los principales motivos por los que el concurso no se ha estancado pero --claro está-- siempre da lugar a la polémica.
El premio Puebla de CF de l986 fue declarado desierto porque, según la opinión de los jurados Los cuentos no alcanzaban la calidad requerida. En compensación, el dinero del premio fue usado simbólicamente para organizar el Primer Encuentro de Escritores de CF en la ciudad de México, durante marzo de l987, así mismo se realizaron mesas redondas y un taller literario centrado única y exclusivamente en el género.
Fue el primer encuentro de la nueva generación de escritores de CF mexicanos. Las conferencias estuvieron a cargo de Chavarría y Schwarz, no sólo en su calidad de anteriores ganadores del Puebla sino por su trayectoria como difusores y primeros creadores del género (un ejemplo de esto es el número especial de la revista PLURAL dedicado a la CF latinoamericana y el otro, la labor que realizaron dentro de Contactos Extraterrestres en pro de la CF). Los asistentes a ese encuentro fueron, en su abrumadora mayoría, jóvenes que llegaron no con una actitud solemne sino con todas las ganas del mundo a participar en algo que --claramente-- se estaba gestando ahí.
Paco Ignacio Taibo II, impartió en este marco una conferencia magistral en la que instó a los asistentes a escribir novelas como único recurso para salir de las alcantarillas, para conformar el movimiento. En ese entonces, el neopoliciaco empezaba a caminar con pie firme.
El cuarto premio Puebla (l987) fue concedido a El viajero, de José Luis Zárate Herrera. El cuento --también-- dio lugar al debate. En su trama policiaca y de viaje temporal, el protagonista usaba en exceso términos como chingao y carajo.
Al poco tiempo arribaron cartas indignadas a la redacción de Ciencia y Desarrollo quejándose de esas expresiones y de la designación del primer lugar. Anteriormente el cuento El que llegó a Metro Pino Suárez de Arturo César Rojas tuvo que enfrentarse al mismo rechazo (incluso se dice que no se le concedió el primer lugar en el concurso de 1986 justamente por el uso de palabras altisonantes).
El Premio Puebla 1988 fue otorgado a Pandemia, de Gabriela Rábago Palafox (a quien lamentablemente perdiéramos a mediados de 1994. Descanse en paz), con el tema del SIDA y de una eventual despoblación del planeta por tal causa. En este premio la tendencia fue mas literaria, mundos cuidadosa, poéticamente armados no tanto por tramas complejas sino por sutiles descripciones formando un paisaje, un entorno. Tal es el caso de los cuentos Esperando a Brenda y Mañana nos vimos, Jonás que alcanzaron menciones honoríficas.
Se crea el Círculo Puebla de Ciencia Ficción y Divulgación Científica, con apoyo del Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología del estado de Puebla (y la incansable Celine Armenta), quien organiza el Segundo Encuentro Nacional de Escritores de CF en la ciudad de Puebla.
Aparecen tres libros de cuentos de autores mexicanos: Apenas Seda Azul del decano de la CF y actual presidente de la Asociación Mexicana de CF y Fantasía (AMCyF), Gonzalo Martré, mejor conocido por su trabajo como argumentista de la mejor época de Fantomas. Y Vértigos y Barbaries de Irving Roffe.
Federico Schaffler (quien en 1985 ya había obtenido una mención honorífica del Premio Puebla y fuera el primer presidente de AMCyF) ganaba un concurso estatal de libro de cuentos con el volumen Absurdo Concursante, naturalmente de CF, que de inmediato sería publicado e incluiría el primer cuento de CF mexicana que hubiera obtenido reconocimiento internacional. Nos referimos precisamente al cuento Absurdo Concursante, que obtuviera una mención honorífica en el premio que anualmente organiza el Circulo Argentino de CF y Fantasía (CACYF).
El premio Puebla l989, tuvo temas tan dispares como los delitos interplanetarios, los Space Operas y la Fantasía. El ganador en esa ocasión fue El último día de Cedric Hamilton, de Sergio de Regules, que se acerca más a la Fantasía que a la CF.
El premio Puebla 1990 fue concedido a Manco a Orillas del Floss, de Isabel Velázquez Oliver, un relato que se centra en cómo un invento que impide sacar fotocopias cambia para siempre al mundo al destruir, como efecto colateral, el papel de los libros. Se registra el ingreso de nueva sangre en la CF nacional con la entrada de Isidro Ávila y Edgar Montemayor. Jóvenes regiomontanos con nuevas propuestas: Cyberpunk y Fantasía Científica, respectivamente.
Isidro Ávila, con La Red, que posteriormente se publicaría en Más Allá de lo Imaginado II, sin haber leído a ninguno de los autores Cyberpunk, sin mayores pretensiones que presentar un texto, abre las puertas de la CF a la más moderna corriente.
Mientras tanto ocurrían diversos acontecimientos. Guillermo Farber lanzaba al aire una serie radiofónica de CF. José Luis Zárate sacaba una antología personal intitulada Permanencia voluntaria, miscelánea de géneros que le valiera en 1989 ganar el premio Jomar de libro de cuentos.
Empieza a hablarse, seriamente de la creación de una antología de relatos del CF mexicana. Es indudable que hay un renacimiento en el género, en el concurso Puebla el promedio de cuentos recibidos es de ciento treinta, se han concedido menciones a autores que tienen un estilo propio: César Rojas, Farber, José Morales, Ignacio Padilla, etc.
Es tiempo de descubrimientos. La revista Ciencia y Desarrollo ha publicado la mayoría de los cuentos premiados, es --en ese momento-- la publicación más importante del género.
En Enero de l990 hace su aparición un número especial de la revista Tierra Adentro del Consejo Nacional Para la Cultura y las Artes sobre LA NUEVA CIENCIA FICCIÓN EN MÉXICO. Federico Schaffler está detrás del proyecto, de la tarea compilatoria. Es un evento importante pues constituye la presentación a un nuevo público. Es una muestra más de que el movimiento ha conquistado espacios, que no se centran únicamente en una revista, en un lugar.
Poco después (enero de 1991) Schaffler publica Más allá de lo imaginado I, la primera antología de Ciencia Ficción mexicana, que reúne el trabajo de trece autores, todos ellos ganadores de menciones o de primeros lugares en el concurso Puebla. Por extrañas causas editoriales se le hace un vacío promocional al volumen (número siete de una colección de libros inéditos). Nadie habla del libro, las criticas lo ignoran olímpicamente, ni siquiera es anunciado por su propia casa editorial y aún así es un increíble éxito de ventas en un país donde es difícil que se agoten las ediciones. Poco después, otro volumen Más Allá de lo imaginado II en el número ocho de la misma colección. Nuevamente el libro se vende, se agota. Es evidente que hay un interés por la CF, es evidente, además, que no se puede hablar ya de un género escrito por unos cuantos para otros menos. Hay autores y hay lectores. Se lucha por los espacios para la publicación.
1991 y el ganador del premio Puebla es Luis Gutiérrez Negrin, con La Disuasión, un texto que plantea una hipótesis de la extinsión de los dinosaurios debido a que una de esas razas no sólo es inteligente, sino, además, telequinética. Una guerra jurásica con poderes paranormales.
Nuevos regiomontanos aparecen en el mapa: Claudia Argelia y Julieta Flores Michel. La primera con un texto cercano al terror y la fantasía, orientación apocaliptica. La segunda, desde una óptica inocente, el recuento de la pérdida de cultura en un futuro que no parece demasiado lejano.
Año de dinosaurios, Horacio Fernández de Castro Tapia obtiene la primera mención (en orden de importancia de esa edición, pero no la primera en su haber. En 1988, con Grados de Libertad, obtuvo también una distinción) con un texto apasionado en las palabras, cercano a la literatura cortazariana, donde dos razas distintas, humana y reptil, se dividen el día para no rozarse, para no entremezclarse. Medida inútil de seguridad, pues el protagonista, se enamora irremediablemente de una humana... Otra pérdida lamentable para la CF nacional, Horacio muere joven a la altura de 1993, sin, quizás, acabar de transmitir todo lo que tenía planeado, lo que llevaba en su interior.
Quienes esto escriben, participan en la primera convención latinoamericana de CF que organizara el Círculo Argentino de CF y Fantasía (CACyF) en la ciudad de Buenos Aires, Argentina. Las ideas circulan, se intercambian en un ambiente de camaradería y emoción. La convención, dedicada a la memoria del comiquero Oesterheld. La planeación y locura de invitar a México a cargo de Horacio Moreno y Daniel Bugallo, presidentes en ese entonces de CACyF. José Luis Zárate no regresa intacto, en su haber ya cuenta con dos menciones honoríficas del Premio Más Allá.
No es el único botín. Todas las cosas permanecen aún inéditas en la historia de la CF latinoamericana y se empiezan a trazar planes para un mayor intercambio cienciaficcionero mexicano.
En las maletas de quienes esto escriben cargan el nuevo virus cultural: veinticinco números, los primeros, de la primera y más importante revista electrónica: Axxón.
En noviembre del 91, se realiza la primera Convención Nacional de CF y Fantasía, CONPUEBLA organizada por Celine Armenta a través de el Consejo estatal de CF y Fantasía y la recién estrenada revista Estacosa.
Estacosa, primer fanzine de CF mexicana, surge gracias al impulso de Mauricio-José Schwarz y obtiene rápidamente reconocimiento por parte de los fanáticos, pero lamentablemente sólo sobrevive dos números.
Gabriel González Meléndez publica su obra Los Mismos Grados Más Lejos del Centro en Fondo Editorial Nuevo León. Obra apegada a la corriente principal, de narrativa experimental que explora los mundos de la CF.
Aparecen dos nuevos libros de cuentos: Electra se moriría de envidia, de Federico Schaffler, antología personal de CF. Y Miriada, de Gabriel Trujillo, selección del autor, que reúne su producción en los géneros fantasía y CF.
Para cerrar adecuadamente el año, el mismo Gabriel Trujillo Muñoz publica La Ciencia Ficción, Conocimiento y Literatura, un gigantesco ensayo sobre la historia de la CF que ganara el premio estatal de literatura de Baja California en 1990.
En 1992, Olga Fresnillo, de Nuevo Laredo, Tamaulipas, obtiene el Premio Puebla, por su cuento Feliz Advenimiento. El primer ejemplo de CF feminista. Cuento al viejo estilo que explora la posibilidad de otro tipo de embarazo y el cambio de roles sexuales.
La ceremonia de entrega se realiza en el marco de CONLAREDO, Segunda Convención Nacional de CF y Fantasía. Evento que se ve magnificado por la presencia de Bruce Sterling (checa la sección Interzonas, para leer una breve crónica de esto). Internacionalizado, también, gracias a la presencia de otro cienciaficcionero extranjero: Bruno Enríquez, de Cuba. Los auditorios vacíos de la Casa de la Cultura de Nuevo Laredo, Tamaulipas, provocan nostalgias en Bruce Sterling, quien asegura a los presentes que antes de que el Cyberpunk fuera el Cyberpunk, solían tener reuniones similares.
Año crucial. Aparecen al mercado dos nuevas antologías: Principios de Incertidumbre, que reúne a los cuentos ganadores y a dos menciones honoríficas del Premio Puebla desde 1984 hasta el 91 y fue publicado por el Gobierno del Estado de Puebla.
Schaffler, imparable, consigue la publicación por Edug de Sin Permiso de Colón, ciencia ficción conmemorando o criticando el quinto centenario del descubrimiento de América.
Se realiza, también, un proyecto largamente acariciado; la aparición del Premio Nacional Kalpa de Cuento Inédito o Publicado de CF. Para este momento, la AMCyF (Asociación Mexicana de CF y Fantasía) ha cobrado existencia y de sus entrañas surge la idea de este premio: convocado y juzgado por escritores, siguiendo un poco la mecánica del premio Nebula. Tierra Adentro copatrocina este nuevo intento y se convoca, por única vez, para premiar al mejor cuento de la década, mismo que José Luis Zárate obtiene con su cuento, El Viajero (incluido en esta página Langostera en la sección El Libro de Arena).
El premio, convocado por artistas, para artistas, no consistió en remuneración monetaria, sino en la entrega de una escultura expresamente diseñada por Sebastián.
H. Pascal, por su parte, logra publicar El llanto del verdugo en la colección Gran Fantasy de Editorial Martínez Roca. Evento a conmemorar por su obvia cercanía con la CF.
Pero no es todo. Los ánimos irreductibles de Federico Schaffler lo llevan a sacar la primera revista de CF nacional que verdaderamente funciona: Umbrales, que a la fecha ha obtenido tres becas de apoyo a revistas independientes del FONCA y va por el número 29.
Mauricio-José Schwarz, ante los altos costos de producción de Estacosa, decide publicar la versión electrónica, intitulada Otracosa.
Ese mismo año, hacia diciembre, La Langosta Se Ha Posado, se posa definitivamente en el ciberespacio mexicano alcantarillero. Inspirados por la revista virtual argentina Axxón, Porcayo y Zárate consolidan esta revista gracias a un programa de shareware conocido como Iris. El mismo que usara Schwarz y rolara a los cubanos para la inauguración de su propia revista: I+Real.
Ya en el tercer número de "La Langosta...", Zárate acuña un nuevo término para designar a los creadores de CF nacional: Cienciaficcioñeros.
1993. Por primera vez un autor obtiene el mismo año los dos premios de CF nacionales. Gerardo Horacio Porcayo, con Imágenes Rotas, Sueños de Herrumbre, consigue el largamente perseguido Premio Puebla. Cuento que aborda el mismo universo de su "opera prima", La Primera Calle de la Soledad, que con toda justicia puede considerarse como la primera novela cyberpunk mexicana, que Tierra Adentro publicaría un mes más tarde (en 1997 apareció la segunda edición bajo el sello editorial VID). Y con Los Motivos de Medusa, que en 1990 ya había obtenido una mención en el premio Puebla y en 1992 se hiciera acreedor al internacional Axón Electrónico Primordial, gana el II Premio Kalpa.
Durante esta misma edición la punta de un nuevo iceberg sale a relucir: Gerardo Sifuentes obtiene una mención honorífica con su cuento Hora de Vender, mismo que sería editado en 1994 en el tercer tomo de Más allá de lo imaginado (publicado en el número 94 del Fondo Editorial Tierra Adentro).
1994 se cobra los favores. La convocatoria del Premio Puebla no aparece debido a problemas relacionados con el cambio de sexenio (por algo dicen que la cultura en México es sexenal). El Kalpa lo obtiene Ignacio Padilla con su cuento La noche de los gatos amurallados, texto mezcla de terror y visión apocalíptica en un DF devastado. Año de suerte para Ignacio, quien también se lleva el nacional Juan Rulfo de Primera Novela.
No todo el panorama es terrible, Mauricio-José Schwarz y Don Weeb logran concretar y publicar bajo el sello Martínez Roca en su colección Gran Superficción, la primera antología México-EEUU, intitulada Frontera de Espejos Rotos. Visiones sobre la problemática de frontera desde los dos lados del río.
José Luis Zárate alcanza la mayor graduación y publica en editorial Planeta (es la primera vez que un texto de géneros llega a tan alta editorial en México) su Xanto, Novelucha Libre, primera novela que no se escinde de la CF, ni se apega. Suerte de texto humorístico de terror, que coquetea con la literatura Lovecraftiana y reafirma iconos mexicanos. Nuevo género que el propio autor clasifica como Humorror.
Conscientes de la terrible falta del Puebla, los redactores de La Langosta Se Ha Posado convocan a su primer premio virtual, resultando ganador Jorge Chípuli Padrón con su texto, Panchito's Story, de factura cyberpunk.
El Fanzine Fractal nace. Y es la presentación de una nueva generación de escritores de CF (poblanos, todos ellos, por nacencia o adopción) que se apegan, no exclusivamente al Cyberpunk. Autocríticos a rabiar, apasionados de los nuevos cursos de la cultura y la sociedad, José Luis Ramírez, Gerardo Sifuentes y Caín Kuri optan por las fotocopias para realizar un acariciado proyecto editorial. Vencer a las grandes editoriales, dar rienda suelta a su voz. Tomar como bandera la consigna Cyberpunk: Info must be free.
Surge también otra revista profesional, que cubre los huecos dejados por Editorial Bruguera, Martínez Roca y todo un serial de revistas producidas en el extranjero. Gracias a la pasión de José Zaidenweber, la revista Isaac Asimov concede a México, a editorial El Fisgón del Universo para ser exactos, los derechos de traducción de tan afamada e importante publicación; haciéndo con ello asequibles textos que en el curso normal, un lector tardaría diez años en ver publicados en su idioma.
1995. El Kalpa no quería quedarse atrás y su convocatoria no aparece este año. Como recompensa, reaparece el Puebla y de inmediato lo obtiene Juan Hernández Luna, conocido escritor de novelas policiacas, con su texto Soralia, suerte de Cyberpunk que aborda la problemática fronteriza desde una perspectiva totalmente mexicana.
Dos nuevas novelas de CF aparecen en escena: Adamas de Héctor Chavarría. Una nueva revisión a la CF clásica de viajes en el tiempo con una resolución zen argumental.
Y Laberinto (as time goes by) de Gabriel Trujillo. Obra de pulimentado estilo que podría ser esgrimida como As ante los críticos mal intencionados de la CF. Novela que inaugura el narrador Mass media y obtuviera en 1994 el Premio Estatal de Novela que convoca el Instituto de Cultura de Baja California.
Surge el fanzine ¡Nahual! gracias al apasionamiento de Andrés Tonini y al apoyo de la UNAM.
H. Pascal publica su segunda novela de Fantasía. Está vez, orientada hacia el lado erótico y oriental en SELECTOR. Y sus ánimos no están conformes. En el próximo año dará mucho de qué hablar.
Editorial VID convoca en noviembre a su Primera Convención Internacional de Comics y CF, MECyF 95, consciente de la importancia de la CF, del mundo de los comics, de la demanda cultural de los jóvenes. Evento que se rea liza en el Hotel Flamingos Plaza con inusitado éxito.
1996. Rodrigo Pardo obtiene el Premio Puebla con El Despertar, texto emparentado al Cyberpunk que maneja una de las figuras prototípicas por excelencia del terror: El hombre lobo.
Es el año del resurgimiento del Kalpa, ahora con el apoyo de la Universidad Autónoma Metropolitana. Pepe Rojo lo obtiene con su cuento largo, Ruido Gris, y así estimulado y en confabulación con Bernardo Fernández, crean el fanzine SUB. Con otra propuesta gráfica y estilística a la ya estilada por los fanzines nacionales.
Cabe aclarar que el nuevo Kalpa, ya otorgó una nueva escultura, esta vez de la autoría de Moises Ladrón de Guevara.
La Langosta Se Ha Posado entrega por unanimidad el Segundo Premio Virtual a Bernardo Fernández por su cuento Combinaciones Posibles, correspondiente al año de 95.
Pero no todo es belleza. Ilán Semo, peleado con el grupo Vuelta, decide sacar al mercado una revista CULTURAL llamada FRACTAL.
Apabullados, Gerardo Sifuentes, José Luis Ramírez y Caín Kuri, piensan en retirarse. Alcantarilleros por definición, jamás registraron el nombre de su fanzine.
Tercos y rejegos, como buenos escritores, deciden mutar. El nombre metamorfosea a Fractal 'zine y suben a la red para soslayar todos los inconvenientes de la publicación en papel, bajo la dirección y empuje de José Luis Ramírez.
VID convoca a la Segunda Convención Internacional de Comics y CF, MECyF 96, en el mes de mayo. En este marco se desarrolla la primera novela interactiva mexicana, que aún no aparece a la luz.
Se forma, gracias a la pujanza de H. Pascal, un nuevo club de CF: El Círculo Independiente de Ficción y Fantasía (CIFF), que busca divulgar todas las disciplinas artísticas de la CF, la Fantasía y los géneros despreciados por el aparato cultural reinante. Suerte de red subrepticia para concatenar lectores, pintores y escritores del género.
Se lanza una nueva convocatoria de CF. Esta vez para novela.
Si el primer premio Puebla resultó sorprendente por su respuesta, esta vez la sorpresa es triple.
Editorial VID, diseñadora e inventora del nuevo premio, empieza a recibir entre enero y febrero de 1997 un cúmulo increíble de novelas. 87 novelas en total, dedicadas a la CF o la fantasía, a nada más.
¿De dónde salieron tantos novelistas? Aún nos lo seguimos preguntando... El caso es que para abril ya hay un ganador: Alfonso Suárez Romero, con su novela Larvas, obra más orientada a la fantasía y el terror que a la CF, pero conservando esa búsqueda intrínseca que tiene la literatura de géneros en México.
Editorial VID la publicó en tiempo récord, junto con otra obra: El Futuro en Llamas, antología de CF clásica mexicana, preparada por Gabriel Trujillo Muñoz y que reúne textos de CF desde 1773 hasta 1984. Ambas se presentaron en el marco de la Tercera Convención Nacional de Comics y Fantasía, MECyF 97.
H. Pascal publica La Magia del Grial, nuevo texto de fantasía que presenta durante el Primer Festival de Ciencia Ficción y Fantasía en Tlaxcala, patrocinada por la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UAT) y organizada por el CIFF durante el mes de marzo. Una semana dedicada a la CF, compartiendo opiniones, gustos. Abriendo nuevos espacios para la CF gracias al increible apoyo y pasión de Alejandro Rosete, Coordinador de Difusión de la UAT.
AMCyF organiza su Tercera Convención Nacional, del 10 al 13 de Julio en el Centro Cultural Huayamilpas de la delegación Coyoacán, en pleno DF...
Nuevas perspectivas parecen abrirse en el mercado editorial. No sólo VID ha decidido entrarle al quite. Ahí están SELECTOR, RAMÓN LLACA y CIA y la UAT.
Estamos creando nuestro propio estilo. Una de las principales tendencias de la CF mexicana no es mostrar a sus personajes como creadores de la tecnología sino más bien, como sus usuarios. Hay más interés en mostrar la parte "humana" de las sociedades, de definir a los personajes. Es más importante el hombre que las maravillas tecnológicas. Más importantes los conflictos internos que las aventuras exteriores.
En el mañana la vida no es fácil, y los autores mexicanos nos guían a través de esas dificultades, enfrentando a sus protagonistas con las rutinas, los horrores a los cuales sus respectivas sociedades han llegado. Hay sentido del humor, pero es un humor amargo. Repito, no derrotado pero si consciente de que "la vida en rosa" es una mentira más.
Es, por cierto, una clara tendencia la ausencia de utopías consistentes, de futuros en los que las dificultades vengan de afuera. Las dificultades viven con nosotros, nosotros permitimos que llegaran a ser lo que son. No son textos atormentados, golpes de pecho sin salida alguna. Los personajes se enfrentan a lo que hay que enfrentar a pesar de estar seguros de su derrota y esta consciencia los hace, paradójicamente, más heróicos. No el héroe todopoderoso, sino aquel que no es más que él mismo, sin otro poder que su terquedad, o su obsesión.
Afortunadamente, no todos los cuentos de la CF mexicana pueden clasificarse de esa forma, hay variedad. Naturalmente al ser el premio Puebla el más importante, también es el más influyente, muchos de los nuevos escritores tratan de imitar a los ganadores del año anterior, y mucho más dan su debida importancia a sus propios fantasmas, a sus mundos.
Quizás ahora el premio VID funcione de la misma forma. Quizás...
La CF mexicana esta renaciendo, es el inicio de algo que no sabemos hacia dónde conduzca, si va a ser (ahora sí) el despegue definitivo o sólo una etapa más. Pero después de todo ¿quién sabe lo que va a pasar mañana?